Conducir en invierno puede ser más complicado que en cualquier otra época del año. Carreteras heladas, poca visibilidad y un mayor riesgo de fallo mecánico implican que el conductor debe extremar la precaución. Sin embargo, todavía son muchos los que no toman las medidas para prepararse a los retos de la conducción invernal. La combinación de bajas temperaturas y carreteras mojadas puede ser letal, incluso a baja velocidad.
Hay una serie de pequeñas cosas que todos podemos hacer para minimizar los riesgos, planificar nuestro trayecto y preparar nuestro coche antes de salir de viaje. Dejar que los cristales se desempañen completamente antes de salir a carretera, por ejemplo, es un gesto simple que muchos no hacemos. He aquí una serie de sencillos consejos que nos ayudarán en esta época del año.
Pon a punto el coche
Si a nadie le gusta quedarse tirado por un fallo mecánico en verano, en invierno será una situación aún más desagradable. Ahora, más que nunca comprueba periódicamente los niveles de aceite y anticongelante del motor, de líquido de freno y de carga de la batería, así como el estado de los neumáticos.
Los neumáticos deben tener el dibujo adecuado para proporcionar la mejor capacidad de tracción y adherencia. Si tocaba cambiarlos dentro de pocos meses, no esperes y hazlo ya. Y si vives en una zona donde las temperaturas bajan notablemente, como en el interior de la península, sería conveniente equipar neumáticos de invierno. En cualquier caso, asegúrate que los surcos de tus neumáticos tengan más de 3 mm de profundidad para pasar el invierno.
Neumáticos de invierno
En contra de la creencia popular, los neumáticos de invierno no son exclusivos para la nieve. Si bien los neumáticos de invierno son ideales para la nieve, son importantísimos cuando la temperatura baja de los 7 ºC. Y es que la composición de la goma de esos neumáticos les permite no endurecerse por debajo de esos 7ºC, más o menos, para así tener una mayor superficie de contacto cuando “pisa”.
Esto es importantísimo por tiempo frío y seco. El dibujo de la banda de rodadura es también primordial. La multitud de laminillas o surcos que componen su dibujo y que se aprecian en sus tacos permiten al neumático que se agarre al hielo o la nieve como si fuesen una multitud de pequeñas garras.
Si por cuestiones de costes y logística no puedes tener dos juegos de neumáticos, te recomendamos gomas “all-season” o los Michelin CrossClimate (un neumático de verano que es igual de bueno que un neumático invernal cuando caen las temperaturas y la nieve).
Tan importante como ver es ser visto.
Sin duda es uno de los mayores problemas de esta época del año: ver y ser vistos. Obviamente, has de comprobar que todos tus pilotos y faros funcionan correctamente -eso, todo el año-. Comprueba también que los faros estén bien regulados (ángulo, altura). Su iluminación hace que podamos detectar otros vehículos a más distancia y en ángulos más complicados.
Recuerda también que, además de niebla, en caso de lluvia intensa y fuertes nevadas es obligatorio el uso de los antiniebla, es decir cuando bajo muchísimo la visibilidad. Si llueve o nieva de forma floja o moderada no pongas los antiniebla, sólo conseguirás deslumbrar a los otros usuarios.
Tampoco descuides las escobillas del limpia parabrisas. asegúrate de que tus escobillas funcionan correctamente, no dejan surcos ni rastros o hacen ruidos molestos. Si no es así, es el momento de cambiarlas.
Y por último, aunque pueda parecer extraño, no te olvides de tus gafas de sol. Con nuestro clima mediterráneo es habitual que también en invierno brille el sol -aunque haga frío- y al estar más bajo, nos deslumbra más que en verano y empeora la visibilidad.
Conducción invernal
En caso de lluvia, nieve o hielo se puede producir una pérdida de adherencia, mientras que en caso de niebla disminuye la visibilidad, por lo que en estas condiciones hay que aumentar hasta un mínimo de cuatro veces la distancia de seguridad habitual. Y es que las distancias de frenadas se incrementarán fuertemente.
En condiciones de baja adherencia, a 80 km/h deberíamos dejar una distancia de 200 a 250 metros entre nuestro vehículo y el que nos precede. En caso de lluvia, a 120 km/h deberíamos dejar un mínimo de 300 metros de distancia.
Consejos básicos en caso de nieve
Casi todos los coches, en la actualidad, equipan un control de tracción y antipatinaje. En caso de nieve, al arrancar las ruedas van a patinar y el sistema evitará que patinen. El problema es que en algunos modelos el sistema deja tan poco margen que no conseguiremos arrancar. Algunos recomiendan desconectarlo, pero preferimos dejarlo conectado (así no corres el riesgo de olvidarte de volver a conectarlo) y preferimos arrancar en segunda para evitar ese patinaje.
No frenes nunca de forma brusca, solo conseguirás bloquear las ruedas. Sí, incluso con ABS. Es preferible anticipar todo lo que puedas las maniobras. Para aminorar tu marcha, reduce suavemente de marcha con mucha anticipación. Del mismo modo, procura no ser brusco con el volante para no perder adherencia.
Prepárate para cualquier eventualidad
Si vas a hacer un viaje un poco largo, ten siempre en el coche una o dos mantas y ropa de abrigo, así como un kit de emergencia, barritas energéticas y una bebida caliente. Y no te olvides del cargador del móvil. Y es que siempre se corre el riesgo que caiga una fuerte nevada de forma imprevista y nos quedemos bloqueados en la carretera durante horas y horas hasta que lleguen los servicios de emergencia.
Por eso, también aconsejamos repostar en combustible cada medio depósito, o al menos no esperar a que hayamos pasado del 25 % del depósito para rellenar de nuevo. Nunca sabes si vas a necesitar ese combustible, por ejemplo, en caso de desvío por nevadas, y nos quedemos tirados sin combustible antes de la siguiente gasolinera abierta.